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Un estilo de vida saludable consiste en cuidarte tanto por dentro como por fuera. Llevar una alimentación equilibrada, practicar algún deporte que te guste, salir a pasear y dedicarte momentos de introspección, relajación y meditación, son buenas opciones que te harán sentir bien y en equilibrio.
El verano y en concreto las vacaciones, es una época en la que nos gusta desconectar de la rutina, hacer cosas diferentes que no hemos podido hacer el resto del año y pasar tiempo con nuestros seres queridos.
Quiero proponerte una serie de hábitos para que además de disfrutar de las actividades vacacionales, te puedas cuidar y mejorar tu bienestar sin grandes esfuerzos y disfrutando de lo que haces. Eso sí, será necesaria cierta dosis de compromiso y dedicación.
Introduce momentos de tranquilidad y cuidados en tu vida atendiendo tu parte física y también la psicoemocional realizando las siguientes rutinas;
1.- Ejercicio físico leve o moderado.
2.- Actitud y rutina mindful.
3.- Desintoxicación de redes y tecnología.
4.- Crea un espacio en tu interior.
5.- Únete a tu particular movimiento slow.
1.- Ejercicio físico – intensidad leve o moderada:
Siempre que el calor lo permita y que las distancias no sean muy largas, aprovecha para ir andando a los sitios, en vez de usar transporte.
Si vives cerca de la naturaleza puedes dar agradables paseos y disfrutar de los regalos que nos ofrece. El medio natural tiene efecto calmante en nosotros por lo que multiplica los beneficios de la actividad. Recuerda también que las bicicletas son para el verano…
De esta forma incorporas actividad física moderada a tu día de manera sencilla.
2.- Actitud y rutina Mindful:
Por las mañanas al levantarte, por la noche antes de ir a la dormir, o en ambas ocasiones, para y dedícate un tiempo. Poco a poco notarás como se fortalece y mejora tu salud mental.
Aunque depende de la experiencia que tengas, si no has practicado nunca o acabas de iniciarte en Mindfulness, es suficiente con que te sientes 10 minutos en una postura cómoda, con la espalda erguida y sencillamente dirige tu atención a tu respiración natural. Puedes enfocarte donde más la sientas, en el pecho, en la entrada por la nariz,..
En el momento en que te des cuenta que tu mente se ha ido tras algún pensamiento, amablemente vuelve tu atención a la respiración.
Si lo prefieres puedes elegir una música relajarte de fondo que te acompañe o incluso puedes buscar en internet alguna meditación guiada de la duración que consideres oportuno o que te sea cómodo.
El hábito simplemente de parar y “no hacer nada”, aunque sea por un breve espacio de tiempo, te ayudará a calmar la mente, a salir del agitado ritmo de la vida que llevamos y a tener mayor paz interior durante tus vacaciones.
Las vacaciones es un momento ideal para quitarle el foco a tus problemas. Esto no significa que debamos olvidar temas pendientes o responsabilidades, significan mirarlos desde otra perspectiva. Céntrate en tus experiencias del momento, sintiéndolas plenamente y agradeciendo poder experimentar este tiempo para ti. De esta manera, tus niveles de endorfinas aumentarán y además de sentirte mejor, tendrás mayor claridad para tomar decisiones.
3.- Desintoxicación de redes y tecnología:
Te invito a que durante tus vacaciones desconectes un poco de la tecnología para prestar plena atención a lo que haces en cada momento disfrutando con los cinco sentidos y favoreciendo unas vacaciones más conscientes.
Puedes por ejemplo, desconectar internet del móvil y volver a conectarlo sólo en los momentos que tú decidas dedicar a eso. De esta forma te aseguras de que no te está continuamente interrumpiendo y distrayendo de los que estés haciendo.
Si quieres descansar realmente, es necesario disminuir la actividad y estimulación cerebral y esto no es posible si estamos consultando el móvil continuamente. Por otra parte, aquellas personas con la que has elegido tener un tiempo de disfrute, merecen tu presencia plena.
4.- Crear tu espacio interior:
Dedica unos minutos para ti. Una vez has bajado el ritmo de la vida cotidiana, date permiso para reservar un tiempo cada día destinado a sentirte, escucharte, observarte. El tiempo de inactividad es una oportunidad ideal para que el cerebro pueda dar sentido a todo lo vivido y tener mayor claridad para el futuro cercano.
Crear estos espacios de reflexión puede ayudarte a valorar cómo te sientes con tu vida, hacia dónde quieres dar tus siguientes pasos y plantarte qué vas a hacer para conseguirlo.
5.- Únete al movimiento Slow:
Aunque ha tenido muy mala prensa en una sociedad tan ajetreada como la nuestra cada vez tiene más adeptos.
Se trata de abandonar la multitarea, lo cual va a agradecer mucho tu cerebro que está colapsado por la hiperestimulación que soporta en la vida cotidiana.
De forma muy resumida se trata de intentar realizar las actividades diarias de manera más centrada y lenta. Enfocándonos en lo que hacemos en cada momento plenamente conseguimos no dispersar la atención, disminuir las distracciones y el estrés consiguiendo ser más efectivos y eficaces. Esto no es solamente una cuestión de cambiar la forma de organización y planificación sino que supone un nuevo estilo de vida. La filosofía slow se puede aplicar a todas las esferas de nuestra vida.
Un buen resumen es el refrán que reza “vísteme despacio que tengo prisa”.
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Hábitos saludables para implementar en vacaciones
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